Los habitantes de Filadelfia recordarán durante mucho tiempo los meses de marzo, abril y mayo de 2020. Un nuevo virus llegó a la ciudad, extendiéndose rápidamente a todos los barrios y a todos los grupos de personas. El virus enfermó a decenas de miles de residentes y viajeros, envió a miles a los hospitales locales y mató a más de 1000 habitantes de Filadelfia. En respuesta, los funcionarios del Estado y de la ciudad emitieron órdenes de actividad comercial y de permanencia en el hogar que cerraron empresas y organizaciones, y que restringieron drásticamente los movimientos de los residentes. Los habitantes de Filadelfia aprendieron la importancia de cubrirse el rostro, distanciarse dos metros y lavarse las manos.
Por muy grave que haya sido esta epidemia, está claro que la respuesta evitó que fuera mucho peor. La Orden de Actividad Empresarial y Permanencia en el Hogar de la ciudad hizo que el recuento diario de casos se estabilizara y luego descendiera, evitó que los hospitales se vieran desbordados y, según algunos modelos, salvó miles de vidas. Filadelfia se enfrenta ahora a la siguiente fase de la respuesta a la epidemia: reducir las restricciones a las actividades sociales y empresariales de forma que se evite el resurgimiento de la epidemia.